A finales de febrero, la viña despierta. Y lo hace llorando. La savia comienza a activarse y esto provoca que se inflen las yemas y comience a brotar la parra. Tras el letargo invernal, la parra se activa y se pone en funcionamiento. La historia del Gallinas & Focas que beberemos dentro de 2 años comienza a escribirse ahora: cuando la viña comienza a llorar.