El autismo desde dentro: La disfunción ejecutiva *

Como no hay dos sin tres, esta semana vamos a por la tercera teoría psicológica que explica parte del estilo cognitivo de las personas con TEA. ¡Y esta ya es la última!

Durante las últimas semanas, hemos tratado de entender el déficit en la Teoría de Mente y la Teoría de la Coherencia Central Débil y hoy abordaremos la Teoría de la disfunción ejecutiva, que, dicho de forma muy simple y sencilla, intenta explicar la dificultad que tienen algunas personas para organizarse y hacer planes. Parece evidente que ninguna de las 3 teorías ha sido suficiente para clarificar y justificar por sí sola toda la sintomatología característica del autismo, pero la suma de las tres juntas nos ayuda a comprender mejor la causa de muchos comportamientos que presentan y a diseñar planes de intervención para afrontar las dificultades.

Se utiliza el término funciones ejecutivas para definir la capacidad que tenemos para controlar nuestra conducta y pensamiento en la dirección que deseamos, es decir, cuando queremos conseguir una meta determinada y engloba un conjunto de funciones mentales, como son la planificación de los pasos que nos permiten conseguir una meta, la flexibilidad cognitiva, la creatividad (entendida como generación de nuevas ideas), la anticipación, la toma de decisiones, la autorregulación y el mantenimiento del foco atencional. Si fallan, nuestra conducta no será eficaz y nuestros planes y metas no se cumplirán como esperábamos.

En el caso de las personas con TEA, estas funciones están asociadas a ciertas anomalías en el funcionamiento de los lóbulos frontales y justifican la aparición de conductas tan típicas del autismo, como son la inflexibilidad, la dificultad en la toma de decisiones, la pobreza en la creatividad (entendida como generación de ideas), las dificultades para la planificación y organización, la dificultad para inhibir respuestas erróneas y la limitada capacidad para solucionar conflictos

De nuevo, tomo prestado un testimonio anónimo y muy significativo extraído de Comprender la mente autista. Los cuadernos para navegar en una mente diferente, documento publicado por NeuroClastic, una organización sin ánimo de lucro que, tal y como se autodefinen, está formada por un colectivo de neurodivergentes que comparten información sobre el TEA, a través de publicaciones que ofrecen básicamente personas con autismo.

 

Prestar atención a la clase, comprar el pan antes de que cierre la tienda, escoger qué vas a comer parecen cosas sencillas de hacer, pero cada una de ellas implica una serie de procesos cognitivos de elevado nivel que te permiten llevarlas a cabo.

Se entiende por funciones ejecutivas al conjunto de habilidades que nos permiten asociar cientos de ideas, movimientos y acciones simples para llevar a cabo tareas más complejas y adaptarnos al entorno con éxito. El problema es que estos procesos cognitivos suelen estar asociados a la capacidad de discriminar estímulos. Me explico: una mente ágil asimila los estímulos repetitivos y aprende a ejecutarlos en automático, sin pensar en ellos. La mente autista, profunda y detallista, percibe las micro diferencias entre una situación y otra, impidiéndonos asimilarlas de forma instintiva…eso supone que no existen “tareas irrelevantes”, lo cual aumenta el número de variables con las que se debe trabajar y ejecutar demasiadas tareas priorizando, ordenando y planificando de forma consciente resulta complicado, lento, agotador y consume más energía.

Para nosotros, las tareas cotidianas son tan complejas como organizar una boda con 500 invitados ¿te imaginas organizar una boda con 500 invitados en menos de 1 día?, ¿cómo te sentirías si las personas te exigieran que la organices sin un plan?, ¿cómo te sentirías si el día anterior al evento, la novia te exige que le cambies el color del toldo?

Resulta que en el mundo en el que vivimos se valora más la capacidad de hacer muchas cosas y hacerlo rápido y debido a ello se nos niega el tiempo y el uso de recursos para planificar de manera coherente con nuestra neurología: bien y meticulosamente”.

En realidad, la disfunción ejecutiva no es exclusiva del TEA, sino que, también, aparece en otras alteraciones, como por ejemplo el déficit de atención o la discapacidad intelectual, entre otras, pero en la bibliografía aparece como una característica habitual en las personas con autismo. Además, tiene un fuerte impacto en su funcionamiento cotidiano y autónomo, sobre todo al llegar a la edad adulta, ya que durante la infancia disponen de mayores apoyos que después se van desvaneciendo, como por ejemplo, cuando pasan al instituto, a la universidad o cuando se independizan. Emanciparse implica cambiar muchas rutinas. Sobre todo, ser capaz de organizar las tareas y el tiempo uno mismo y, si no disponen del apoyo adecuado, la experiencia puede acabar en fracaso o ser fuente de ansiedad y estrés.

Cuando hay un déficit de funciones ejecutivas es como si nos fallara el “director de orquesta” y se complican muchas tareas cotidianas y aparentemente sencillas, como hacer la compra en el supermercado, preparar una nueva receta o planificar un viaje. Veamos un ejemplo que refleja las dificultades cotidianas de Sara, una bióloga dedicada a la investigación genética, relatadas por su pareja (extraído del libro La vida en orden alfabético de Juan Martos & María Llorente):  

“Una vez que iniciamos nuestra relación comprobé con estupefacción que Sara era incapaz de preparar y hacer la maleta para un corto viaje de fin de semana. Sacaba prácticamente toda la ropa del armario y, sin criterio, la iba metiendo en una pequeña maleta hasta que no le cabía nada más. No era consciente de lo que se llevaba, ni planificaba de antemano lo que podría necesitar. Era como si en su mente, la única instrucción que guiara sus pasos fuese “llena la maleta, mete lo que sea, pero llénala”. Una vez en el lugar de destino, comprobábamos que no había cogido el cepillo de dientes, no llevaba ningún jersey, estando en pleno invierno, o se le había olvidado guardar la ropa interior necesaria para los tres días de viaje. Al comprobar sus olvidos, le entraba la angustia…”

Este ejemplo nos da pie a comentar que, a menudo, podemos encontrarnos con personas adultas con buenas habilidades cognitivas y muy competentes en otras áreas, como por ejemplo la laboral, pero que tengan dificultades en tareas cotidianas, aparentemente mucho más sencillas para la gran mayoría de mortales. Esto puede generarnos sentimientos de incomprensión y que acabemos atribuyendo su actitud, a la pereza, desgana o falta de interés, cuando realmente el foco del problema es otro.

¿Cómo podemos contribuir para hacerles la vida más fácil? Son muy útiles los apoyos visuales (escritos o con imágenes) para organizar las tareas a realizar o para secuenciar los pasos que componen una tarea determinada. Se pueden usar agendas, calendarios, listados, apps, etc…También son muy útiles los sistemas para facilitar la previsión y gestión del tiempo como relojes, dispositivos con alarma o temporizadores que informan del paso del tiempo y avisan cuándo debemos finalizar la tarea. El entrenamiento de autoinstrucciones también nos ayuda a centrar la atención y reducir la impulsividad y es de gran ayuda poder mantener entornos y rutinas estables y predecibles, así como proporcionar ayudas específicas para la toma de decisiones.

Debemos tener en cuenta que utilizamos las funciones ejecutivas en cada momento para autodirigir nuestra vida. Por tanto, constituyen la esencia de nuestra conducta.  A menudo, estas dificultades unidas a la falta de comprensión de los demás, acaban afectando a su autoestima y bienestar emocional…

Y ya tenemos tema para la semana que viene: Causas y efectos de la ansiedad.

*Los artículos de la sección “El autismo desde dentro” están escritos por Cati Palmer, profesional de valoración y orientación y de Esment Tea.