El autismo desde dentro: El valor de las estereotipias *

“Otra manera de apartarme del mundo cuando me sentía saturada por un exceso de ruido era balanceándome y dando vueltas. Era como tomar una droga adictiva. También me encantaba dar vueltas y no me mareaba. Cuando me detenía, disfrutaba de la sensación de ver que la habitación seguía dando vueltas”. Una vez más, las palabras de Temple Grandin nos ayudan a ponernos en situación y a entender mejor los enigmas del autismo. En esta ocasión, nos confiesa la estrategia que utilizaba para protegerse y evadirse ante situaciones de sobrecarga estimular.

Otras personas con TEA también han expresado experiencias parecidas:

“A veces, las personas con autismo, cuando ya han dejado de luchar contra un mundo incomprensible se libran a sí mismos de la sobrecarga yendo a un nivel de hipersensibilidad seguro, hipnótico y entretenido: observando el reflejo de cada elemento que produce luz y color; localizando cualquier dibujo, forma o sonido que produzca al golpearse contra la pared…” (Donna Wlliams).

“Mi cabeza parecía quedarse rígida, se me hacía un nudo en el estómago y mi corazón se desbocaba hasta que conseguía encontrar una zona segura” (Willey, 1999).

Como ya hemos comentado durante las últimas semanas, muchas personas con TEA pueden ser muy vulnerables a la sobrecarga sensorial (hipersensibilidad). Incluso, ante situaciones que normalmente no molestarían a otras personas, pero también puede darse el caso contrario y experimentar una sensibilidad por debajo del nivel habitual y no conseguir suficiente información a través de los sentidos (hiposensibilidad). Ambas situaciones pueden provocar, entre otras, sensaciones de malestar, confusión, miedo o ansiedad y desencadenar un estado de desregulación emocional que no saben cómo afrontar y ante el que, a menudo, reaccionan con conductas repetitivas o de stimming.

Las propias personas con TEA que tienen posibilidad de hacerlo describen estas conductas como mecanismos de defensa para minimizar su malestar e incluso el dolor que sienten y calmarse. También pueden servir como mecanismos compensatorios que les ayudan a obtener estimulación sensorial que les llega de forma deficitaria y en otras ocasiones son meras experiencias agradables que les proporcionan placer y les ayudan a retraerse de un entorno confuso. Según explica Donna Williams, buscan vías de escape y se refugian en un “santuario”, que ella misma califica como “el lado bonito del autismo”.

Pero, ¿qué pasa con las personas que no tienen capacidad suficiente para expresarlo con sus propias palabras? Lo expresan a través de sus comportamientos. Sea cuál sea su conducta, debemos trabajar para averiguar qué subyace o desencadena cada reacción en particular. Podemos obtener mucha información observando las conductas repetitivas que presentan, ya que nos dan pistas para entender la forma en que experimentan a través de los sentidos y las estrategias que han adquirido para sobrevivir en un mundo que no está diseñado para ellos.

Es imprescindible escuchar, observar y preguntarnos por qué, antes de intentar cambiar una conducta estereotipada sin conocer su valor, porque podemos aumentar su malestar y hacer su vida más difícil. Debemos ir al fondo de la cuestión y preguntarnos: ¿por qué se balancea?, ¿por qué se queda mirando las manos moviéndose delante de sus ojos?, ¿por qué salta arriba y abajo?, ¿por qué aletea?…Nuestro objetivo es averiguar qué es lo que le produce la desregulación y reconocer la función de dichos comportamientos, para ofrecerle estrategias de afrontamiento más adecuadas, siempre que sea necesario  y siempre de una forma muy respetuosa.

¡Ya va siendo hora de que todos aprendamos a percibir y comprender el mundo desde su perspectiva!

Os avanzo que si no surgen contratiempos, el próximo lunes contaremos con nuevos testimonios al respecto. Esta vez, importados desde Japón…

* Los artículos de la sección “El autismo desde dentro” están escritos por Cati Palmer, profesional de valoración y orientación y de Esment Tea.