“Cuando era pequeña, mi conducta repetitiva favorita era dejar escurrir arena entre los dedos de la mano, una y otra vez. Me fascinaban las formas, cada grano se me antojaba una roca diminuta. Me sentía como un científico trabajando con el microscopio. En otras ocasiones examinaba las líneas de mis dedos, siguiendo su recorrido como si fueran caminos trazados en un mapa”,
Aprovechando esta cita de Temple Grandin, nos zambulliremos en la Teoría de la Coherencia Central, que nos ayudará a entender otra peculiaridad del estilo cognitivo de las personas con TEA.
Vamos a poner en práctica vuestra capacidad de coherencia central: si os pido que me digáis qué veis en esta lámina, probablemente la mayoría responderéis “gente disfrutando de un día de piscina”, “familias divirtiéndose en la piscina” o algo parecido…
En cambio, una persona con TEA tendería a centrarse en los detalles y podría dar respuestas como “un tobogán rojo”, o “una sombrilla de rayas blancas y verdes” u otras respuestas similares. Este estilo cognitivo centrado en los detalles es lo que se denomina Coherencia central débil y hace que las personas con autismo interpreten las situaciones y comportamientos, fijándose en pequeños fragmentos aislados, sin integrarlos en el contexto en el que se producen, lo que, en muchas ocasiones, provoca que hagan interpretaciones erróneas o poco precisas.
Ojeando entre mis libros he encontrado una referencia de Tony Attwood, psicólogo británico notable por su trabajo sobre el Síndrome de Asperger, que lo explica así: “Una metáfora muy útil parar entender en qué consiste la coherencia central débil es imaginarnos que enrollamos una hoja en forma de tubo y con un ojo cerrado lo aplicamos sobre el otro abierto, como si fuera un telescopio, y miramos el mundo a través de él: se ven los detalles, pero no se percibe el contexto”.
Si le preguntamos a Naoki Higashida nos responde lo siguiente (los que seguís esta sección ya le conocéis, y los que no, ya tenéis un motivo más para leer los post anteriores):
Pregunta 32: Cuando miráis algo, ¿Qué es lo primero que veis?
«¡Desde luego, la respuesta a eso sólo la tenemos nosotros, y nadie más que nosotros! A veces me compadezco de vosotros porque no podéis ver la belleza del mundo del mismo modo que nosotros… Puede que estéis mirando exactamente las mismas cosas que nosotros, pero “el modo” en que nosotros las percibimos parece que es diferente. Cuando veis un objeto, parece que lo veis primero como una única cosa, y después vais percibiendo los detalles. Pero a las personas con autismo nos llegan los detalles de golpe en primera instancia y, después, detalle a detalle vamos viendo el conjunto de la imagen. La parte de la imagen que capturan primero nuestros ojos depende de diferentes cosas. Cuando un color es vivo o una forma es muy llamativa, será eso lo que llame nuestra atención, y entonces es como si nuestro corazón se sumergiera en ello, y no podemos concentrarnos en nada más”. Extraído de La razón por la que salto (2007).
En definitiva, cuando decimos que una persona tiene buena coherencia central significa que tiene capacidad para extraer información de conjunto. Es decir, muestra un estilo cognitivo que tiende a captar el sentido global y la totalidad frente al detalle, o lo que comúnmente llamaríamos “ve el bosque, pero no los árboles”. En el caso de las personas con autismo y con una coherencia central débil, se percibe una dificultad para integrar la información en un único “todo” coherente y general, y podríamos decir que “los árboles les impiden ver el bosque”.
Como ya podéis intuir, esta manera de procesar la información tiene sus desventajas, ya que una observación extremadamente analítica hace que muchas veces se pierda el significado global y puede ocasionar ciertas dificultades, como por ejemplo para el aprendizaje de la lectoescritura, para la lectura comprensiva (prestan más atención a los detalles que al argumento central), para la generalización de aprendizajes (lo que aprenden en un contexto les cuesta reproducirlo en otro) y, en general, para mantener las relaciones sociales (interpretar expresiones, prestar atención al conjunto de la conversación, dificultad para el reconocimiento de caras y emociones…). Ahora que ya somos más conscientes de estas dificultades, entenderemos mejor la importancia de dirigirnos a estas personas utilizando un lenguaje directo y concreto y de resaltar las ideas importantes para transmitir información, así como también, la necesidad de utilizar estrategias que les permitan generalizar aprendizajes a todos los contextos.
Lo que quizás no os imaginabais es que esta exquisita atención al detalle también puede generar algunas virtudes… Si os pica la curiosidad, ¡no faltéis a la próxima cita!
*Los artículos de la sección “El autismo desde dentro” están escritos por Cati Palmer, profesional de valoración y orientación y de Esment Tea.
3 respuestas
Magnífica explicación . Aporto un detalle relacionado con la comunicación.
Todos sabemos la importancia de la mirada en la comunicación social. Muchas veces décimos más con la mirada que con las palabras….. Pues bien, muchas personas con condición del espectro autista justifican su incapacidad para mirar a los ojos por la necesidad de mirar los movimientos de la boca para entender la conversación.
Por este motivo, si la persona mira a la cara, no insistamos ni le presionemos para obtener una mirada completa. Ahora , gracias a tu artículo, podemos ser más empáticos hacia sus dificultades.
Enhorabuena por tus aportaciones y reflexiones Cati!!
Cati, enhorabuena por tus publicaciones. Son muy constructivas
Muchas gracias por vuestro feedbak, me anima a seguir!!